Un nuevo hito en la historia de la aviación se vivió el pasado 15 de noviembre, cuando se produjo el primer aterrizaje en la Antártida de un Boeing 787 Dreamliner, que se convirtió en el avión más grande que jamás haya logrado esta hazaña.
El vuelo, operado por Norse Atlantic Airways, conocida como The Explorer’s Airline, partió el 13 de noviembre desde Oslo, Noruega, y aterrizó en Troll Airfield (QAT), en la Antártida, luego de realizar una escala de más de 40 horas en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
A bordo del Boeing 787, matrícula LN-FNC, viajaban 45 pasajeros, entre ellos científicos del Instituto Polar Noruego y de otros países, con destino a la Estación de Investigación Troll y a otras estaciones ubicadas en el continente blanco. Además, el vuelo transportó 12 toneladas de equipos de investigación científica esenciales para la exploración antártica.
Bjørn Tore Larsen, director ejecutivo de Norse Atlantic Airways, expresó que “Es un gran honor y emoción, en nombre de todo el equipo Norse, que hayamos logrado juntos un momento trascendental al aterrizar el primer 787 Dreamliner. Con espíritu de exploración, estamos orgullosos de participar en esta importante y única misión. Es un verdadero testimonio de nuestros pilotos y nuestra tripulación altamente capacitada, y de nuestros aviones Boeing de última generación”.
Las ventajas de un Boeing 787 en la pista de hielo azul
Como es sabido, la Antártida carece de pistas pavimentadas convencionales, de ahí el desafío de aterrizar en una “pista de hielo azul”, de 3000 metros de largo y 60 metros de ancho.
Para lograr este vuelo histórico, el Instituto Polar Noruego realizó un detallado análisis de las condiciones del hielo, con el objeto de cumplir con los reglamentos y las normas establecidos para un aterrizaje seguro. Además, los pilotos recibieron una formación especial para familiarizarse con la zona, y toda la tripulación fue capacitada para sobrevivir en el Ártico.
La llegada del Boeing 787 a la Antártida es importante por varias cuestiones. Como indica Paul Erlandsson, representante de servicio de campo de Boeing, “El 787 Dreamliner destaca por su excepcional eficiencia de combustible, lo que permite un vuelo de ida y vuelta desde Ciudad del Cabo hasta la Antártida sin necesidad de repostar combustible”. Además, abre nuevas posibilidades para el abastecimiento de las estaciones, ya que posee 150 metros cúbicos de capacidad de carga y un sistema diseñado para facilitar el manejo de paletas y contenedores.
La directora del Instituto Polar Noruego, Camilla Brekke, afirmó que “El aspecto más crucial es el beneficio medioambiental que podemos lograr utilizando aviones grandes y modernos de este tipo para Troll. Esto puede ayudar a reducir las emisiones globales y la huella medioambiental en la Antártida”.
Fuente y fotos: Norse Atlantic Airways, prensa