Los históricos cazadores de huracanes: una misión vital para la ciencia meteorológica

Los dos aviones Lockheed WP-3D Orion de la NOAA (Oficina de Operaciones Marinas y de Aviación, por sus siglas en inglés), conocidos como “cazadores de huracanes”, juegan un papel crucial en la recolección de datos esenciales para la investigación y el pronóstico de ciclones tropicales. Estos turbohélices de cuatro motores, altamente especializados, no solo se encargan del estudio de huracanes, sino que también participan en misiones científicas relacionadas con la atmósfera y la química del aire.

Si bien la NOAA cuenta con una variedad de herramientas para predecir huracanes —desde radares hasta satélites y modelos computacionales—, cada una de estas herramientas presenta limitaciones. Los radares terrestres tienen un alcance limitado, y las imágenes satelitales no siempre proporcionan los detalles necesarios para predecir la evolución precisa de una tormenta. Es aquí donde entran en acción los WP-3D Orion, que vuelan a baja altitud para recolectar información que complementa y mejora los modelos de predicción existentes.

Adquiridos a mediados de los años 70, estos aviones fueron diseñados para soportar las condiciones más adversas. Con una gama única de instrumentos científicos y radares, han permitido a la NOAA mantenerse a la vanguardia en el monitoreo de huracanes, tormentas severas, calidad atmosférica y tendencias climáticas. Su capacidad operativa global ha llevado a estos aviones, apodados “Kermit” (N42RF) y “Miss Piggy” (N43RF), a participar en investigaciones en diversas partes del mundo, desde el Ártico hasta el Caribe, siempre al servicio de la seguridad y la comprensión del clima.

Una de las herramientas clave de estas aeronaves es la sonda GPS dropwindsonde, que se lanza en paracaídas desde el avión para registrar datos sobre presión, temperatura, humedad y vientos a diferentes altitudes. Estos datos se envían a los Centros Nacionales de Predicción Ambiental y al Centro Nacional de Huracanes para mejorar los modelos de huracanes. También pueden desplegar batitermógrafos desechables, que miden la temperatura del océano a diferentes profundidades, lo que proporciona una visión más completa de la interacción entre el mar y la tormenta.

Equipados con radares de fuselaje inferior y Doppler de cola, los WP-3D permiten obtener imágenes detalladas del interior de la tormenta, comparables a una resonancia magnética. Estas imágenes brindan información crucial sobre la estructura de la tormenta, lo que permite a los meteorólogos analizar su evolución con mayor precisión. Además, cuentan con radiómetros de microondas desarrollados por la NOAA que miden la velocidad del viento en la superficie del océano, información vital para las predicciones de intensidad de tormentas.

El lunes 7 de octubre, el equipo de cazadores de huracanes se adentró en el poderoso huracán Milton a bordo del “Miss Piggy”, mientras la tormenta ganaba fuerza en el sur del Golfo de México. Milton, uno de los huracanes más intensos jamás registrados en el Atlántico, se degradó a categoría 4 el miércoles 9 de octubre por la mañana. Con vientos que alcanzaban los 250 kilómetros por hora (155 mph), se esperaba que impactara áreas densamente pobladas como Tampa, Sarasota y Fort Myers, lo que generaría una devastación significativa. Los meteorólogos advirtieron que el huracán podría producir una marejada ciclónica de hasta 4,5 metros (15 pies), que superaría los niveles observados durante el paso del huracán Helene el mes anterior.

Finalmente, el huracán Milton atravesó Florida hoy, tras haber tocado tierra en la costa oeste del Estado unas horas antes. La tormenta provocó tornados mortales, destruyó viviendas y dejó sin suministro eléctrico a casi 2 millones de personas. El ciclón impactó alrededor de las 20:30, hora local, como un huracán de categoría 3, con vientos máximos sostenidos de 195 km/h cerca de Siesta Key, según informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

Los cazadores de huracanes continúan siendo un recurso insustituible para la protección de vidas y propiedades, ya que proporcionan datos de alta precisión que son esenciales para comprender y prever la evolución de estos fenómenos meteorológicos.

Fuente: NOAA

Fotos: NOAA, AFP

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