La compañía Bell presentó y puso a prueba un nuevo motor de despegue y aterrizaje vertical de alta velocidad (HSVTOL) capaz de convertir un helicóptero en avión de combate en pleno vuelo.
Ingenieros de la firma realizaron una prueba tecnológica en la Base de la Fuerza Aérea Holloman, en Alamogordo, Nuevo México, y aseguran que fue todo un éxito.
En el centro de la tecnología HSVTOL de Bell se encuentra el diseño del rotor que eficazmente convierte la potencia del motor en propulsión vertical, permitiendo una capacidad de vuelo estacionario superior. Esta nueva tecnología combina un turboeje y un turbojet para poder despegar y aterrizar verticalmente, lo que le permite a la aeronave convertirse en un jet en las alturas.
El rotor está específicamente fabricado para producir elevación sin crear condiciones adversas de “downwash”, lo que se conoce como el cambio de dirección del aire desviado por la acción aerodinámica de un perfil alar, un ala o una pala de rotor de helicóptero en movimiento. De esta forma, brinda mayor seguridad para las operaciones en tierra y el personal.
La aeronave avanza de manera horizontal mientras las aspas se despliegan rápidamente. En ese momento, el rotor deja de funcionar para que la unidad se convierta en un avión impulsado por su turbojet, tal como lo haría un avión A-10 Thunderbolt.
El despegue vertical y aterrizaje de alta velocidad (HSVTOL) es una combinación innovadora de la capacidad de elevación del helicóptero y velocidad, rango y supervivencia del jet. Al retraer o plegar las palas contra el cuerpo de la aeronave, se reduce la resistencia y permite velocidades mucho más altas.
De acuerdo a lo que informan desde la empresa, esta nueva tecnología está “especialmente diseñada para cumplir con las necesidades de misiones críticas”, y señalan que “las características avanzadas como despegue convencional, corto y vertical brindan mayor independencia de pistas”.
HSVTOL representa un avance significativo en la capacidad de elevación vertical que ofrece independencia y flexibilidad de la pista sin precedentes. Además, esta adaptabilidad permite a los combatientes responder de manera rápida a requisitos operacionales cambiantes.
Durante más de ocho décadas, Bell es reconocida como pionera en el desarrollo de aeronaves de alta velocidad.
Sus prototipos revolucionarios de VTOL (despegue y aterrizaje vertical), como el X-14, X-22, XV-3, XV-15, Bell 533 y TR911X, sentaron las bases para cambios significativos en la tecnología de elevación perpendicular. Con tecnologías avanzadas de control de vuelo digital y propulsión, las aeronaves pueden operar con confianza, incluso en los entornos más desafiantes, ya que ofrecen una combinación única de cautela y agilidad.
Pruebas exitosas
El HSVTOL de Bell es parte de la competición del programa SPRINT (siglas en inglés de tecnologías independientes de la velocidad y la pista) de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono (DARPA), y, entre sus competidores, están Aurora Flight Sciences, Northrop Grumman y Piasecki Aircraft.
Las demostraciones por parte de los ingenieros de Bell radicaron en exponer el motor en una plataforma sobre rieles y realizar una prueba a alta velocidad. Allí demostraron que es capaz de pasar de una configuración a otra sin ningún tipo de inconvenientes a medida que aumenta la velocidad.
El objetivo de la prueba era demostrar que resolvieron el problema aerodinámico de la transición y que la nueva tecnología combina la capacidad de vuelo estacionario de un helicóptero con la velocidad, el rango y la supervivencia de una aeronave de propulsión.
La aeronave, que plantea en funcionamiento a esta tecnología, tiene como objetivo alcanzar velocidades de crucero de hasta 833 kilómetros por hora, superando con creces la velocidad de los helicópteros tradicionales e igualando a algunos de los aviones de combate de ala fija. De hecho, la máquina final superaría con diferencia a los aviones de ataque A-10.
“La finalización exitosa de la prueba en el trineo es la culminación de la investigación HSVTOL de Bell y el desarrollo tecnológico sin precedentes” dijo Jason Hurst, vicepresidente ejecutivo de ingeniería.
“Esta demostración de tecnología proporciona a Bell experiencia y conocimientos críticos que informarán nuestro desarrollo de X-plane para el programa SPRINT de DARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa). Es un paso fundamental en la creación de la próxima generación de aviones de despegue vertical de alta velocidad para los futuros combatientes”, destacó.
Bell cuenta con la ventaja de su experiencia con el V-22 Osprey, una aeronave de despegue y aterrizaje vertical actualmente en activo usada para el despliegue de marines. Pero el V-22 ha sufrido numerosos accidentes —el último el pasado noviembre— producto de su diseño experimental y difícil mantenimiento.
Lo próximo que tendrán que demostrar es que el diseño funciona en una aeronave real y no solo como motor sobre rieles. Para eso, la firma debería enfrentar grandes desafíos como la optimización del peso, la integración de los sistemas de control y la mejora de la eficiencia operativa.
Fuente: Bell Flight