El telescopio James Webb y la exploración de asteroides

El telescopio espacial James Webb, que fue concebido, principalmente, para asomarse a los confines del universo, pudo demostrar una versatilidad sorprendente: más allá de sus objetivos originales de explorar galaxias distantes y exoplanetas, este instrumento reveló un nuevo capítulo en la historia del sistema solar.  

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) utilizó algunos de los datos obtenidos por el dispositivo para descubrir una población de asteroides mucho más pequeños de lo que se creía, en el cinturón principal entre Marte y Júpiter.

Esta región del sistema solar, históricamente considerada como un depósito de rocas espaciales, demostró su complejidad a través de la sensibilidad del James Webb. Equipado con instrumentos capaces de detectar la luz infrarroja, el aparato consiguió adentrarse en las profundidades del espacio y observar objetos celestes que eran invisibles para los telescopios terrestres.

La clave de este descubrimiento radicó en una innovadora técnica de procesamiento de imágenes desarrollada por los científicos del MIT. Al analizar más de 10 000 fotografías tomadas por el Webb, pudieron identificar una gran cantidad de asteroides que habían pasado desapercibidos en observaciones anteriores. Estos cuerpos celestes, con tamaños que van desde el de un colectivo hasta el de un estadio, se habían ocultado entre la luz de una estrella distante.

El hallazgo de estos pequeños asteroides es de importancia para la comprensión de la formación y evolución del sistema solar. Las colisiones entre los más grandes pueden generar pedazos más pequeños, lo que sugiere que estos nuevos cuerpos celestes podrían ser el resultado de procesos de fragmentación a lo largo de millones de años.

Los nuevos estudios pueden proporcionar pistas sobre la composición química de los planetas rocosos, como la Tierra. Al analizar la luz reflejada por estos objetos, los científicos logran determinar qué elementos químicos están presentes en su superficie.

Este descubrimiento también tiene implicaciones para la defensa planetaria. Algunos de estos asteroides podrían tener órbitas que los acercan a la Tierra, lo que representa un potencial peligro para nuestro planeta. Gracias a la capacidad del James Webb para detectar objetos más pequeños y débiles, los astrónomos pueden identificar con mayor antelación cualquier amenaza.

El telescopio espacial demostró ser una herramienta invaluable para explorar nuestro sistema solar. Al descubrir una nueva población de asteroides, este observatorio abrió una ventana a un universo de objetos celestes mucho más complejo y dinámico de lo que se imaginaba. Este hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre el origen y la evolución del sistema solar, sino que también ayuda a proteger la Tierra de posibles impactos de asteroides.

Fuente: NASA 

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