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Homenaje a los héroes de Malvinas del Grupo 5 de Caza

En una emotiva ceremonia, que contó con la presencia de muchos veteranos de guerra y familiares de los caídos, se inauguró el pasado 2 de marzo en Punta Loyola, Santa Cruz, un memorial dedicado a los pilotos de Douglas A-4B Skyhawk del Grupo 5 de Caza de la Fuerza Aérea Argentina que combatieron en la Guerra de Malvinas en 1982.

El monumento, donado por la Compañía General de Combustibles de dicha provincia, se erige a un lado del casco del buque Marjory Glen y consta de tres tótems, que se caracterizan por llevar la huella en cemento de las manos de los pilotos sobrevivientes, junto con las fotos de aquellos que no volvieron y un relato de las hazañas del escuadrón.

Además, se cuenta la historia del navío escocés y su importancia en el entrenamiento de los pilotos que, en un vuelo sobre la zona en abril de 1982, descubrieron que su posición junto al mar ofrecía un blanco perfecto para practicar los ataques, dado que desde el agua se ve como un buque en navegación, aunque en los hechos esté varado. A partir de su descubrimiento,  fue empleado para realizar prácticas de bombardeo contra blancos navales, como preparación para enfrentar a la Royal Navy.

Durante las prácticas, el casco del barco soportó disparos de cañón de veinte milímetros y las bombas lanzadas por los Skyhawk A-4B, que ensayaban aproximaciones de ataque a baja altura, de entre cinco y 15 metros sobre el nivel del mar, como harían luego en las islas, a una velocidad promedio de 900 kilómetros por hora. Las perforaciones producidas por los impactos son visibles aún hoy.

Buque Marjory Glen

El Grupo de Caza fue la unidad que más buques dañó o destruyó a la Royal Navy en el conflicto, hundiendo el destructor HMS Coventry, la fragata HMS Antelope, el RFA Sir Gallahad y el lanchón de desembarco F4 del HMS Fearless, además de dañar seriamente a otros buques como el RFA Sir Tristam, la fragata HMS Brilliant, la HMS Argonaut, el RFA Sir Lancelot, entre otros. Desde la pista de la Base Aérea Militar llegaron a completar  133 misiones de combate.

El historial incluye la última misión de ataque que realizó la Fuerza Aérea Argentina sobre un objetivo terrestre: un puesto de comando británico clave para las operaciones. A pesar de la superioridad aérea, terrestre y marítima de la Fuerza de Tareas Británica, siete A-4B lograron sortear las defensas enemigas sin ser avistados y realizaron su ataque en dos oleadas, causando gran impacto sobre las fuerzas terrestres inglesas. Si bien algunas aeronaves fueron alcanzados por el fuego enemigo durante el escape, todos lograron regresar a Río Gallegos.

Cuarenta y un años después, los pilotos vistieron una vez más sus ropas de combate (overol y campera de vuelo con todos sus parches) para recordar a todos los miembros del grupo, desde los nueve pilotos y los técnicos hasta la más reciente pérdida de quien fuera  jefe del Escuadrón 2 del Grupo 5 de Caza: el comodoro Ernesto “Conejo” Dubourg, ocurrida el 28 de enero pasado.  Su hija, cumpliendo el último deseo de su padre, esparció sus cenizas en la playa. “Quería que sean arrojadas al mar, en Río Gallegos, para poder finalmente reunirse con la de sus nueve pilotos, esos hombres que tanto extrañó”, contó uno de sus camaradas.

Marcelo Carlos Moroni, actualmente retirado con el grado de Capitán, dejó sus impresiones sobre la jornada vivida: “Fue muy importante para los pilotos, los familiares de los caídos y para mí. Las empresas que trabajaron para concretar este hecho nos regalaron un día soñado. Algo para resaltar fue el acompañamiento mutuo con los familiares de nuestros pilotos caídos, viudas, hijos, hermanos”.

El acto finalizó con varias corridas de tiro realizadas por un IA-63 Pampa III de la recientemente recreada X Brigada Aérea de Río Gallegos, simulando los ataques que realizaban los A-4B en 1982.

FUENTES: La Nación y pucara.org

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