
La compañía estadounidense Anduril Industries, especializada en tecnología para la defensa, con sede principal en Costa Mesa, California, desarrolló unos sistemas autónomos avanzados para fuerzas armadas y aliados, que incluyen vehículos aéreos no tripulados, sensores y software de mando y control.
La empresa marcó un nuevo paso en la evolución del combate aéreo cuando su dron a reacción YFQ‑44A completó, con éxito, su primer vuelo el 31 de octubre de 2025, dentro del programa Collaborative Combat Aircraft (CCA) impulsado por la United States Air Force. No se trata de un simple prototipo, sino de una aeronave concebida para volar junto a cazas tripulados y actuar como auténtico “compañero de ala”.
El YFQ-44A es el segundo modelo que entra en pruebas dentro de esta iniciativa, luego del YFQ-42A desarrollado por General Atomics. Ambos sistemas buscan consolidar el concepto de los llamados wingmen no tripulados: drones capaces de operar en conjunto con pilotos humanos, seguir órdenes directas o incluso tomar decisiones por sí mismos en misiones tácticas. La idea es que un solo aviador pueda coordinar varias unidades autónomas, y ampliar el alcance y la capacidad operativa sin exponer vidas humanas.
Desde el punto de vista tecnológico, el avance es destacable. Este aparato incorpora un motor a reacción de alto empuje, sensores modulares de nueva generación y un sistema de inteligencia artificial que interpreta el entorno en tiempo real. Es capaz de volar de manera independiente, realizar tareas de reconocimiento o de guerra electrónica, y, según el perfil de la misión, portar armamento. Su núcleo digital analítico detecta amenazas, fusiona datos de distintos sensores y mantiene comunicaciones seguras con otras plataformas.
En el terreno táctico, los wingmen introducen un cambio profundo en la doctrina aérea. Estas aeronaves pueden ingresar primero en zonas de alto riesgo, saturar radares enemigos, o distraer misiles y proteger al avión tripulado. Son ágiles, versátiles y mucho más económicos que un caza convencional, lo que abre paso a una flota híbrida donde aviones con piloto y drones autónomos actúan juntos bajo una misma estrategia.
El vuelo inaugural del YFQ-44A confirma que la colaboración entre humanos y sistemas inteligentes dejó de ser una idea de ciencia ficción. La Fuerza Aérea de Estados Unidos avanza hacia un modelo de operaciones aéreas en red, donde cada componente —tripulado o no— está integrado en una arquitectura común. Aunque aún falta para su despliegue operativo pleno, el futuro de la aviación militar ya es una realidad.
Fuente y foto: Anduril Industries