El acontecimiento tuvo lugar el 13 de noviembre, en el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (CELPA II ATLÁNTICO), ubicado en la localidad bonaerense de Mar Chiquita. Se trata del segundo cohete de este tipo que lanza la Fuerza Aérea Argentina (FAA), luego de la operación exitosa del MET-1 SO “Escorpio”, el pasado 22 mayo, en el mismo predio.

Entre los objetivos principales, se realizó la calificación en vuelo de un tubo motor en su segundo ciclo de utilización —bajo la premisa de recuperar para reducir costos—, que incluyó la verificación de parámetros técnicos, sistemas de telemetría, registros ópticos, trayectorias y predicción del punto de recuperación del vector.
Tanto el diseño de la carga útil como el desarrollo y la integración de subsistemas fueron realizados por el Centro de Investigaciones Aplicadas (CIA), dependiente de la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DGID) de la FAA. Por su parte, el Área de Material Río IV fabricó piezas bajo estándares aeroespaciales y el Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnologías Aeronáuticas construyó un nuevo sistema de telemetría, que permite observar, en tiempo real, la posición y el comportamiento del vector a lo largo de toda su trayectoria.

Como ocurrió con el primer ensayo, el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) fue el responsable de la fabricación del motor cohete, desarrollado en sus instalaciones, con soporte de insumos y componentes producidos por Fabricaciones Militares.
Con la presencia de las máximas autoridades de la FAA y del Estado Mayor Conjunto, se montó un dispositivo de búsqueda constituido por el sistema SIGINT del Centro de Guerra Electrónica de la DGID;la aeronave Pucará Fénix del Centro de Ensayos en Vuelo y una aeronave no tripulada (UAV) “Buho”. Asimismo, la Armada Argentina proveyó los medios necesarios para las tareas de recuperación sobre el mar, etapa posterior al lanzamiento del cohete. La Prefectura Naval Argentina delimitó el área costera de operación y se mantuvo en estado de alerta, para prestar apoyo en las actividades de búsqueda y salvamento.
En diálogo con aeroespacio, el director general de Investigación y Desarrollo, brigadier Alejandro Gitlin, destacó la importancia del lanzamiento, por ser el segundo de 2025. “Estamos probando tecnología de recuperación en el mar. Lo ocurrido hoy es un logro porque acondicionamos una vez más el lugar para que sea de uso dual: para la ciencia y para la FAA”, explicó. Con respecto a los vectores experimentales, subrayó su carácter “exclusivamente científico, que apunta a la exploración a futuro del espacio”. Para finalizar, manifestó: “En cada ensayo el aprendizaje es grande: se ven las oportunidades de mejora, lo que no se midió o no pudo validarse, y los mecanismos que funcionaron bien”.
En la celebración posterior al lanzamiento, el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, brigadier mayor Gustavo Javier Valverde, hizo referencia a la actividad espacial, a la que describió como “intrínseca” de la FAA: “Si nos remontamos a la historia, al poco tiempo de creada nuestra institución, empezamos a hacer las primeras operaciones en el espacio. A lo largo de los años, nuestro personal se siguió capacitando, y así llegamos al día de hoy. La carrera espacial es algo que tiene un principio, pero no tiene techo, y hay que hacerla en forma sostenida, sin apuro, de a pequeños pasos, pero firmes”, expresó. En su discurso, resaltó el profesionalismo y el compromiso de las personas involucradas, desde el equipo de desarrollo y lanzamiento de la DGID, el personal de apoyo de la BAM Mar del Plata, hasta el EMCO y el Ministerio de Defensa.

El titular de la FAA supervisa las tareas de recuperación en el mar
Este nuevo lanzamiento se enmarca en la Directiva de Política Espacial Integral de la Fuerza Aérea Argentina y contribuye a establecer las bases para acciones futuras en el ámbito espacial, a través del desarrollo autónomo de sistemas de propulsión y vectores.
Fotos: CB Lautaro Vera