Durante una reciente demostración en el Reino Unido, la empresa británica Gravity Industries exhibió el potencial táctico de sus jet suits, trajes individuales propulsados por microturbinas que permiten a un operador humano despegar verticalmente, mantenerse en vuelo estacionario, maniobrar con precisión y aterrizar en espacios reducidos.
Los pilotos realizaron inserciones rápidas sobre plataformas en movimiento, simularon abordajes dinámicos y transportaron equipamiento liviano, ejercicios que evidenciaron un amplio abanico de posibles aplicaciones en escenarios de combate real.
En el ámbito militar, esta tecnología representa una opción concreta para ampliar las capacidades de despliegue ágil, reconocimiento en terreno y apoyo a unidades especiales. Misiones en mar abierto, operaciones en zonas urbanas de difícil acceso o intervenciones en terrenos escarpados podrían beneficiarse de la movilidad aérea individual que estos dispositivos proporcionan.

El jet suit, lanzado por primera vez en 2017, está equipado con cinco microturbinas a reacción –dos en cada brazo y una en la espalda– que generan un empuje total superior a los 1000 caballos de fuerza. Esto le permite alcanzar velocidades de hasta 135 km/h y operar a más de 3600 metros de altitud, aunque su uso táctico suele mantenerse a baja altura por motivos de seguridad. Funciona con combustibles como Jet A1, diésel o queroseno de aviación.
En cuanto a prestaciones, el traje tiene una autonomía de entre cinco y diez minutos, según el perfil de misión. Pesa aproximadamente 30 kg y se controla mediante movimientos del cuerpo asistidos por sensores y giroscopios, lo que le confiere una maniobrabilidad notable y capacidad para realizar aterrizajes precisos.
Su diseño modular permite incorporar mochilas tácticas, sistemas de comunicación o herramientas ligeras, y su despliegue puede realizarse en menos de 90 segundos por personal entrenado. Anteriormente, ya ha sido validado en entornos marítimos, urbanos y montañosos.
Richard Browning, fundador de Gravity Industries y piloto de pruebas, aclaró que el objetivo del jet suit no es reemplazar plataformas como helicópteros o drones, sino complementarlas en misiones puntuales donde la velocidad, la sorpresa y la flexibilidad táctica son claves.
“Esta es la tercera vez que nuestra compañía tiene el privilegio de operar en torno a uno de los portaaviones británicos, y estamos encantados de apoyar, en esta ocasión, las celebraciones por la llegada del HMS Prince of Wales a Singapur”, señaló el empresario. La demostración se realizó en el marco del Día de la Industria de Defensa y Seguridad, como parte de las conmemoraciones por los 60 años de relaciones diplomáticas entre Singapur y el Reino Unido.

Aunque la tecnología de Gravity aún se encuentra en fase de evolución, la respuesta de sectores vinculados a la defensa resulta ser prometedora. Algunas fuerzas europeas y unidades de la OTAN comenzaron programas piloto para evaluar su efectividad en condiciones reales.
La integración plena de este sistema en doctrinas militares exigirá mejoras en autonomía, protocolos de seguridad más robustos y entrenamiento específico. Sin embargo, lo que alguna vez fue considerado ciencia ficción comienza a perfilarse como una solución real para ampliar la movilidad táctica individual del futuro.
Fuente: Reuters