El 14 de octubre, a las 13:06, hora de Argentina, la humanidad fue testigo de un nuevo lanzamiento espacial: la nave más grande de la NASA, hasta el momento, Europa Clipper, fue enviada al interior del sistema solar para recolectar información de Europa, una de las lunas de Júpiter, e indagar acerca de su superficie en busca de datos sobre un posible océano alojado debajo del hielo.
Teniendo en cuenta que Europa Clipper podría llegar a la órbita de Júpiter para el 2030, la investigación constará en realizar alrededor de 50 sobrevuelos a esta luna, escanearla con cámaras y espectrómetros para obtener imágenes de alta resolución y mapas de la composición de su superficie y su delgada atmósfera.
Con un radar de penetración de hielo se buscará agua subterránea y, a través de un magnetómetro y de mediciones de gravedad, se desentrañarán pistas sobre su océano y su interior profundo. La nave espacial también llevará un instrumento térmico para identificar ubicaciones de hielo más cálido y, quizás, erupciones recientes de agua, así como instrumentos para medir la composición de las diminutas partículas en la delgada atmósfera de la luna y su entorno espacial.
La nave, que mide más de 30 m, cuenta con paneles solares desplegados para poder recolectar la energía de los rayos solares y abastecerse durante los años que dure el viaje. Para ello, requirió una gran estructura blindada, hecha con titanio y aluminio, capaz de protegerla de las partículas de átomos de alta energía y de salvaguardar de la radiación espacial los equipos electrónicos, que se encontrarán en una bóveda desarrollada y probada con éxito en la nave espacial Juno.
La evidencia sugiere que, debajo de la superficie helada de la mencionada luna, hay un océano con más agua que todos los océanos del planeta Tierra combinados. Europa podría tener todos los ingredientes necesarios para la vida tal como la conocemos: agua, materia orgánica (componentes químicos esenciales provenientes de diversas fuentes), energía química procedente de la superficie y del fondo del mar, y estabilidad, ya que sus condiciones se han mantenido similares durante 4000 millones de años.
Entre sus principales objetivos, la misión busca determinar el grosor de la corteza de hielo alojada en Europa, descubrir si hay agua líquida dentro y debajo de ella, estimar el tamaño, la salinidad y otras cualidades del océano, y, también, determinar cómo interactúa con la superficie.
Los científicos investigarán la composición del océano de Europa a fin de comprobar si tiene los componentes necesarios para generar y sustentar la vida, y estudiarán cómo se formaron las características de la superficie del satélite natural, localizando cualquier señal de actividad reciente, como deslizamientos de las placas de la corteza o columnas de vapor que expulsan agua al espacio.
Fuente y fotos: NASA