Hasta ahora, el vuelo perpetuo era considerado imposible, pero Skydwells Aero Inc., la empresa hispanoestadounidense aeroespacial pionera en la fabricación de grandes aeronaves, desarrolló el Skydweller (en español “morador del cielo”), una aeronave fotovoltaica funcional: capaz de lograr un vuelo de manera constante, durante un año, sin tripulación y sin necesidad aterrizar. Este innovador dron, el primero de su clase en la historia de la aviación, ha sido diseñado específicamente para aprovechar al máximo la energía solar.
Los Skydwellers están hechos de fibra de carbono, tienen el tamaño de un 747, pueden transportar hasta 362,874 kg de carga y son capaces de volar a perpetuidad con energía solar. Según el fabricante, el avión se desplegará para misiones de larga duración como detectar contrabandistas de drogas y piratas en el mar, proporcionar cobertura aérea continua sobre zonas de guerra, vigilar la actividad naval en aguas disputadas sin arriesgar la vida de la tripulación de vuelo, y rastrear la migración de vida silvestre y la caza furtiva en África.
Con cero emisiones y cero combustible, esta innovadora aeronave fotovoltaica representa un avance en la búsqueda de un avión funcional.
Entre sus características técnicas más destacadas, el Skydwelle tiene una envergadura de 71,93 m, que le permite trasladar su carga a una altura de aproximadamente 11 000 m. Su velocidad oscila entre 45 y 90 km/h, y su autonomía es prácticamente ilimitada, siempre que opere en zonas con suficiente radiación solar, como las regiones ecuatoriales o tropicales. Sin embargo, su capacidad de vuelo continuo depende de las condiciones climáticas que podrían disminuir su rendimiento, un aspecto clave que ha generado muchas preguntas.
¿Qué sucede en los días nublados o en regiones con menor exposición solar? Por el momento, la solución que se plantea es centrarse en áreas geográficas con latitudes específicas, como el Caribe, donde la cantidad de días soleados a lo largo del año es significativamente alta. En esas zonas, el Skydweller podría operar, de manera ininterrumpida, durante 365 días.
El avión será probado para regiones en los 25°de latitud norte y sur, una franja que cubre aproximadamente 5500 km. Este espacio es suficiente para realizar trayectos amplios como, por ejemplo, desde Miami hasta Río de Janeiro o desde Dubái hasta Maputo, lo que asegura un entorno adecuado para la operación constante del dron. Así, aunque el desafío de los días nublados persiste, la tecnología fotovoltaica puede ser optimizada en zonas con condiciones favorables.
Su antecesor, el proyecto Solar Impulse, dirigido por los pilotos Bertrand Piccard y André Borschberg, demostró, en 2016, que los vuelos solares eran posibles. El avión Solar Impulse completó una vuelta al mundo, voló más de 40 000 km sin utilizar una sola gota de combustible fósil, aunque realizó múltiples paradas para mantenimiento y descanso de la tripulación. A diferencia del Skydweller, Solar Impulse estaba tripulado y su misión era demostrar el potencial de la energía solar en la aviación, con limitaciones en cuanto a duración de vuelo.
El éxito del Solar Impulse abrió el camino para otras iniciativas, pero también dejó claro que la tecnología enfrentaba desafíos importantes, como la capacidad limitada para transportar carga y la dependencia de condiciones climáticas ideales. Ahora, el Skydweller enfrenta estos mismos obstáculos, pero los avances en la eficiencia de las células solares y la optimización de las rutas de vuelo permitieron su gran progreso.
Fuente y foto: Skydweller