La compañía pionera en desarrollo aeroespacial sostenible, Airbus, desarrolló y lanzó el Copernicus, su tercer satélite climático de la familia Sentinel-2.
La principal función del Copernicus es la de aportar datos para evaluar y monitorear el impacto del cambio climático en la Tierra. Cabe mencionar que, desde 2015, esta familia de satélites proporciona valiosa información climática a los científicos, y Sentinel-2C garantizará la continuidad de esta dinámica. Además, se suma un nuevo logro: el monitoreo de la basura marina desde el espacio, teniendo en cuenta lo crítico que se ha vuelto este problema.
Los datos recopilados por los satélites Copernicus Sentinel-2 se utilizan para monitorear el uso y el cambio de la tierra, el sellado del suelo, la agricultura, la silvicultura, los desastres naturales (inundaciones, incendios forestales, deslizamientos de tierra, erupciones volcánicas y la erosión) y para apoyo a las misiones de ayuda humanitaria. También se incorpora a sus funciones el sondeo ambiental en el suministro de información sobre la contaminación de los lagos y las aguas, al igual que el monitoreo de los glaciares, el hielo y la nieve.
Por otro lado, la misión Sentinel-2 contribuye a la gestión de la seguridad alimentaria al monitorear el sector agrícola, que, junto al Instrumento Multiespectral (MSI), se convierte en la primera misión óptica de observación de la Tierra de su tipo que incluye tres bandas en el “borde rojo”, para el estudio en las condiciones de la vegetación. El satélite está diseñado para proporcionar imágenes sobre diferentes tipos de cultivos, el índice de área foliar, el contenido de clorofila y agua de las hojas, todos son esenciales para la observación precisa del crecimiento de las plantas.
Sentinel-2C, al igual que sus predecesores Sentinel-2A y -2B, proporciona “visión en color” para Copernicus, el componente de Observación de la Tierra del Programa Espacial de la Unión Europea (UE) que genera imágenes ópticas desde la región infrarroja de onda corta del espectro electromagnético. Desde una altitud de 786 kilómetros, emite imágenes continuas en 13 bandas espectrales con resoluciones de 10, 20 o 60 metros, y un ancho de franja única de 290 kilómetros. El diseño óptico MSI se ha mejorado para lograr proporcionar una mayor calidad de imagen de última generación en su amplio campo de visión, que se transmitirá a través de Space Data Highway (EDRS), el láser de Airbus.
La estructura del telescopio y los espejos están hechos de carburo de silicio, un material iniciado por Airbus para proporcionar una alta estabilidad óptica y minimizar la deformación termoelástica, arrojando una excelente calidad de imagen geométrica.
La misión se basa en una constelación de dos satélites idénticos, Sentinel-2A (lanzado en 2015) y Sentinel-2B (lanzado en 2017), volando en la misma órbita pero a 180° de distancia para optimizar la cobertura y volver a visitar el tiempo. Los satélites orbitan la Tierra cada 100 minutos y cubren todas las superficies terrestres, las grandes islas, las aguas interiores y costeras cada cinco días. El Sentinel-2C reemplazó a su predecesor, Sentinel-2A, mientras que, en el futuro cercano, el Sentinel-2D reemplazará a Sentinel-2B para garantizar la continuidad de los datos más allá de 2035.
Esta misión se concretó gracias a la estrecha cooperación entre la Comisión Europea, la Agencia Espacial Europea (ESA), los proveedores de servicios y los usuarios de datos. Unas 60 empresas han participado en su desarrollo, lideradas por Airbus Defence and Space en Alemania.
Airbus desempeña un papel clave en la construcción de los satélites e instrumentos para Copérnico desde que comenzó el programa en 1998, contribuyendo con su experiencia ambiental a las seis misiones Sentinel y a los nuevos satélites Copernicus de próxima generación: CRISTAL, LSTM y ROSE-L.
Fuente y foto: Airbus