Por Cap. Laura Pereyra
Fotos: Aerotec Argentina SA
Aerotec Argentina SA es una empresa mendocina creada por el reconocido piloto civil y empresario Mario Cardama, junto a sus tres hijos, enteramente dedicada a proveer soluciones aéreas de todo tipo, con aeronaves de reducido porte. En la actualidad, la compañía es representante de Tecnam en la región, además de ensamblar ellos mismos distintos modelos. En esta nota, charlamos con dos de sus herederos: Diego, Lic. en Comercio Internacional, piloto privado y gerente general de la empresa; y Mario, piloto comercial y director de Operaciones. Además, conocemos los detalles de un “imperio” que no deja de crecer.

La aventura familiar que comenzó transformando un criadero de “pollos que no vuelan en hangares con aviones que sí vuelan” se convirtió en una empresa rentable de servicios aeronáuticos que creció rápi damente y, en los últimos años, se posicionó en el mercado como una marca fuerte.
Su mentor, Mario Cardama (padre), fallecido en 2015, llegó a ver el avance del negocio, al que apostó arriesgando la estabilidad que tenía en un rubro completamente distinto. Pero tal vez nunca imaginó el crecimiento exponencial que alcanzaría, atravesando incluso las fronteras de nuestro país.
¿Cómo surgió la idea de crear Aerotec y cuál fue el objetivo de la empresa desde sus inicios?
DC: Aerotec nació en 1996, gracias a la visión de nuestro padre y de nosotros, que supimos entenderlo y visualizar lo que tenía en mente. La historia surgió, primero que nada, por una cuestión subyacente que es la pasión por lo aéreo que heredamos de nuestro padre. Desde los años 70, él tenía una pasión muy definida por los aviones, pero, en esa misma época, era un empresario local bastante importante en el rubro avícola, todo con epicentro en este lugar donde hoy está Aerotec, que es un predio comprado por mis abuelos en los años 30 al que nosotros le decíamos “la granja”.
En los años 90, empezamos a ver necesidades en el ámbito empresario aeronáutico. Siempre hubo una visión clara de que la aviación tenía mucho para dar al resto de las actividades productivas, no solo de Mendoza, sino también del país. Nosotros nos criamos en los aeroclubes, escuchando todo tipo de necesidades. A eso se sumó una crisis económica —de las tantas que tuvo el país— en que la producción nacional no era valorada, y entendimos que era el momento de cambiar, de evolucionar. Había una visión.
Entonces rápidamente nos dividimos las actividades, empezamos a hacer diagnósticos, a tejer alianzas, a entender cuál era la punta de lanza y comprobamos que Argentina, y en particular Mendoza, tiene muchas necesidades que pueden involucrar a aviones, pero ninguna de ellas tiene la masa crítica para justificar que una empresa se dedique solo a eso. Entonces, cuando ves hoy a Aerotec, te preguntás “¿por qué hacen tantas cosas distintas?”. En realidad, todas tienen un común denominador: los aviones y el soporte que desde la aviación se le puede dar a las diferentes actividades.

¿Cuáles son los servicios que ofrecen?
DC: Aerotec tiene básicamente tres o cuatro unidades de negocios que la sostienen: servicios aéreos, mantenimiento aeronáutico para aviones propios y de terceros, y producción y venta de aviones. Se trata de grandes áreas de trabajo, por eso el abanico de servicios es amplio, englobado en “soluciones aéreas” de todo tipo, con el soporte de aeronaves de reducido porte, que va desde aplicaciones aéreas hasta publicidad, pasando por actividades como fotografía, apoyo a la minería, evacuaciones sanitarias, patrullaje de ductos, etc. Para eso contamos con los permisos, los certificados y las habilitaciones necesarios.
Empezamos generando un aeródromo donde antes había una granja; esa fue la primera inversión. Y en eso mi padre tuvo la decisión empresarial valiente de ir vendiendo cosas de la granja desde los vehículos hasta los comederos de los pollos. En esa época íbamos vendiendo cosas para pagar las máquinas con las que se hizo la pista de aeroespacio 637 29 saber qué masa forestal tiene un bosque para valuar activos y estamos en fase primaria para dedicarnos al nicho de taxis aéreos. En cada uno de esos servicios, tratamos de asociarnos con empresas. Además de las aeronaves abocadas a la formación de pilotos que tenemos en nuestra escuela de vuelo, hoy la empresa tiene afectados cerca de 30 aviones en las distintas tareas.
¿Cuál consideran que es hoy el fuerte de la empresa, teniendo en cuenta la variedad de servicios que ofrecen?
DC: La producción y venta de aviones es lo más visible última mente. Empezamos hace varios años con este nicho, pero la representación de Tecnam se dio alrededor de 2011. Todo parte de un diagnóstico que arroja que la aviación en general, en Sudamérica, tiene una flota que es cada vez más antigua y, por lo tanto, ineficiente. Desde el 2000 hasta el 2011, aproximadamente, vendimos aviones bajo la modalidad de importarlos, para luego rehacerlos y restaurarlos de manera local, lo que nos permitió formar gente en esa actividad en diferentes áreas, como chapería, tapizado, electricidad, pintura, entre otras.

¿Cómo lograron la vinculación con la empresa Costruzioni Aeronautiche Tecnam Srl, de la que son representantes en nuestro país?
Entre 2011 y 2012, en búsqueda de mejorar nuestra flota, dimos con Tecnam. Fuimos a Italia, vimos que era una empresa familiar, como la nuestra, y que compartimos valores similares, sobre todo la pasión por la aviación. En su caso, desde 1948 ellos direccionaron esa pasión hacia el lado del diseño y la producción, ya que, en su país, obviamente, están dados todos los elementos para hacerlo a nivel global. Ahí entendimos que eran los aviones adecuados para dar el siguiente paso.
Hoy se está demostrando en el mundo que la marca Tecnam es el segundo productor y el tercero como empresa global de aviones, y, sobre todo, es la puerta de entrada a la aviación para mucha gente que no es piloto o inclusive para los que quieren dedicarse a la aviación como carrera profesional. En un principio fue solo el ensamble de un avión que estaba prácticamente terminado en Italia. En ese proceso de incorporación de mano de obra local, se comenzó a hacer la pintura, el sellado del avión, la instalación del cableado y del instrumental nuevo, y la instalación de los motores con todos sus componentes (hélice, mangueras y demás).
Hoy nos llega un kit de un avión base, solo la célula, y acá se lo monta. La idea, a futuro, es que se vaya incorporando una mayor producción de partes. Además, hicimos un acuerdo de comercialización solo para Argentina y fue evolucionando en el tiempo. Primero mandamos gente a capacitar y se generó un acuerdo de producción bajo el cual llevamos cerca de 200 aviones entregados en el país, entre ellos ocho a la Fuerza Aérea para la Escuela de Aviación Militar. Y ese acuerdo evolucionó también, como tercer paso, sobre todo durante la pandemia, al tomar responsabilidades para toda Sudamérica.
Estamos trabajando con Brasil, Chile y Uruguay, y tenemos socios estratégicos en otros países, como Paraguay y Colombia, cuyas negociaciones se están desarrollando ahora. Cada avión que sale de acá tiene unas mil horas-hombre de trabajo, además de productos e insumos como la pintura o el cableado, que son locales. La idea a futuro es profundizar ese modelo, con mano de obra nacional, restringido a un solo modelo de avión que es el P92, avión insignia de escuela, además de seguir en una escala menor de integración nacional en el resto de los modelos de Tecnam y poder exportar al resto de los países el modelo que se va a producir casi en su totalidad acá.
Nuestra idea fue asociarnos con un producto aceptado de forma global y hacer lo que somos buenos en hacer. Tenemos excelente mano de obra y un mercado que históricamente ha sido formador de pilotos para Argentina y el resto de Hispanoamérica. Tenemos todo para aplicar al servicio de la producción: nuestras virtudes, asociadas con un jugador top five del mundo.

¿Pensaron en diseñar su propio prototipo de aeronave?
DC: Desde el punto de vista idealista, muchos nos han planteado que deberíamos diseñar y hacer nuestro propio avión y empezar de cero, pero eso aún hoy en el mundo desarrollado demora cerca de 10 años, además de ver si es exitoso o no. Se trata de un proceso del que hoy estamos muy lejos. Seguimos con la idea de siempre pensar en grande y no abrumarnos. Un dato no menor es el riesgo empresa rio. En Argentina, los que deciden emprender claramente entienden el concepto de que hay que revalorizarse por que, sin inversión a riesgo, no hay crecimiento posible en el país.
¿Cómo se vincularon con la FAA para ofrecerles la opción del Tecnam?
En 2016 aproximadamente, la Fuerza Aérea necesitaba una aeronave de entrenamiento primario para que los cadetes de la Escuela de Aviación Militar hagan su iniciación al vuelo. Y se dio en el mundo que las fuerzas aéreas están racionalizando sus gastos, tratando de hacer más eficientes sus procesos. En ese contexto, hicimos contacto con ellos y se inició un camino cuyos resultados están a las claras: la flota tiene ocho aviones con numerosas horas de vuelo acumuladas y un ciclo exitoso por la confiabilidad de un bimotor liviano, muy eficiente, económico, de bajo costo operativo.

¿Qué balance hacen de la empresa, desde sus inicios hasta la actualidad?
MC: El balance obviamente es positivo. La expansión, que en algunos momentos fue muy rápida y en otros más lenta, ha sido siempre sostenida. Varias veces nos han hecho el comen
tario de que nuestra organización se ase meja a la Fuerza Aérea y que cada uno “está a cargo de un grupo”, como en la estructura de una brigada: Diego en el Grupo Base, yo en el Grupo Aéreo y José en el Grupo Técnico. Conociendo nuestras virtudes y defectos, nos hemos ido alineando para sacar lo mejor de cada uno. Yo creo que el futuro de la empresa depende de la expansión en Sudamérica para poder sostenerse, manteniendo la base en Argentina. Y eso está pasando.
Su padre falleció en 2015. ¿Habrá imaginado que ustedes llevarían la empresa familiar a estos niveles?
DC: Yo creo que sí, por eso sembró lo que sembró. Él tuvo la capacidad de motivarnos, vio nuestras aptitudes. Muchas cosas llegamos a hablarlas con él. Nosotros hicimos el curso de piloto en los mismos aviones que él, y no quería que sus nietos tuvieran que usar esas mismas aeronaves. Sus nietos se formaron en los aviones que hicimos nosotros, tal como él lo había soñado. MC: Él vio, mucho antes, cosas que nosotros no vimos. Pero como dicen: “nadie es profeta en su tierra” y, en su época, no fue muy comprendido por sus pares.

Por suerte, desde el punto de vista emocional, es que hoy hemos podido tener una convivencia armónica y de crecimiento conjunto con los aeroclubes de la zona, donde cada uno tiene un rol claro; incluso usan nuestros aviones y nosotros tenemos una actitud de soporte permanente. Los aeroclubes están en la base de la aviación argentina y son entidades dinámicas, donde la propia gente les va dando su personalidad y son muy valiosos desde lo institucional. No lo hemos hablado demasiado entre nosotros, pero creo que esta convivencia armónica es uno de los logros que más nos reconforta y del que nuestro padre estaría orgulloso.